jueves, 12 de noviembre de 2009

Cosas

Nadie con la posibilidad de razonar un misterio:
se quedaría de brazos cruzados.
Nadie: podría ser yo.
Yo podría ser nadie.
Pero ni yo ni nadie, podría ser alguno-
aunque algunos podrían ser muchos.
Si quisiese ser más explicito lo sería.
Y si lo fuese, podría ser que no lo quisiese.
A veces creería que supongo demasiadas cosas,
Y otras veces creo que las cosas creen más en mí que cualquiera.
A las cosas les escribo poemas,
y las cosas no agradecen, ni se emocionan.
Aunque para mí algo ocultan en su forma material,
tal vez sobredosis de sentimientos que les inyectamos- drogas - souvenirs que quedan acá-
Cosas, que son cosas, que son.
Están.
Estoy.
Estamos entre cosas.
Y la naturaleza, en su grandeza omnipotente, diosa inexplicable
si pudiese ser cosa, lo sería.
Y las cosas entre tantas cosas... sospecho: se mueren por llover.
A la naturaleza también le escribo poemas,
Y ella ni las lee, ni las siente.
Aunque dude, y vea en el tronco de esa palmera una sonrisa afectiva,
que me cuida y me mima como si fuese un nieto de mejillas gordas.
Sea como sea: es.
Es naturaleza todos los días. Lunas, estrellas, soles, flores.
Y las cosas todo el tiempo, ocupando espacios, sin ser menos,
se guardan en ella, poetiza que cada noche recita ausencias
hambre sabor a cartón y su olor de amor masoquista.
Lo hace
para que beba de sus tetas de mujer: leche que me incite a creer en lo que no escribo,
en esos suspiros famosos que cada vez dicen menos y se ocultan detrás de todo lo que soy.
Importa:
Rodeado de cosas, no las hago menos.
Las invento, las escucho y no le doy los gustos que me deben.
Igualmente se que
si las cosas escribiesen, me escribirían poemas.
Letras –arañazos de expresión que
quizás ni siquiera lea, que quizás ni siquiera sienta; yo tampoco.
Pero no me juzguen,
¿quién podría entender a una cosa siendo uno: una cosa tan distinta, siendo uno: naturaleza creadora?

De tanto gotearles mi mente,
No mire al papel que recibe mi tinta sanguínea,
Y de golpe zarpazo, la hoja se me ha puesto a llorar.
Por lo menos:
Ahora que llueves: cosa, ya no me tienes porque envidiar.


6 comentarios:

Ricardo Marcenaro dijo...

Buenísimo este poema. Te felicito. HAce de cuenta que soy el Tío Cosa, Jajaja! ABrazo. Muy bueno de verdad.

Bubón Bardó dijo...

Espero que te des una idea de lo que 19 palabras tuyas pueden generar en mí, tío cosa, tío hippie del alma.
Ayer, después de la tarde que pasamos, me fui pensando en la suerte que tengo de tener un tío como vos.
Ángel-maestro-papa arte: gracias.

Martín Jiménez Guerra dijo...

Gracias Agustín por este poema. Un gran uso de la palabra.

Si las cosas escribieran no dudes que te escribirían un poema.

Quizás el domingo vaya a escucharte recitar.

Saludos.
Martín.

En los Esteros dijo...

El poema es intenso. Creo que ya te comenté que tu lenguaje mme parece innovador

Laura García del Castaño dijo...

Me impactó la textura y el 3D de tus textos, increíble!. Te felicito! Gracias por la lectura!

JessBellomo dijo...

mis eternas felicitaciones =)