lunes, 29 de marzo de 2010

Babilonia: gata en celo

"El viejo león del circo no distingue
entre un ruido cualquiera y un aplauso cerrado.
Para él todos son ruidos.
Para él todos los hombres son payasos."

Jorge Boccanera


Telaraña cocida a mano
atrapa insectos de patas cortas
los mima
los tortura
y los llama por su nombre.

La vida a veces pasa
como en un ascensor.
Y a mi me queda
el vicio de despertar
con los ojos ingenuos
buscando rincones libres
donde me sienta espacio,
hoja en blanco para una canción.

Y vuelan
grandes granadas cargadas de expresión.
Vuelan porque las hago Volar
aunque las rellene de ideas macizas
como de lo simple que es amar.

No se lo explico al mundo
porque no se puede explicar,
No se vende, no se compra
No se dice por televisión-
A ver si me explico:
"Señoras y señores:
el mundo no tiene corazón",
Tiene:
Mujeres – hombres – naturaleza y muchas otras cosas.
Pero el mundo no tiene corazón.
Aunque crea sentirlo en mi interior:
late pasión y mis pies en el cordón
envuelven una botella de vino barato.
Es la imagen de la vez que tomé para pasarte por mi garganta,
para que bajes al estomago y los ácidos te consuman.

"el difunto día
renace
cuando la noche se suicida"

Y se me cae esta Premonición:
Alpiste fresco
listo y apuntando
al pico de un elefante
que cambia su marfil
por dos alas
que lo lleven al cielo.

Babilonia
Ciudad del diablo
Pueblo de Dios:
Te confundo con la muerte
Te perdono el asco que me das

Babilonia
gata en celo
de lengua asfaltada/envenenada:
Te pongo el hombro
Te muestro quien soy.



martes, 23 de marzo de 2010

La fotógrafa




La fotógrafa se llama Angela

En la esquina de San Juan y Defensa
la besé y la vi por primera vez -.
También le di la mano
Y caminamos
Y nos miramos
Y nos hablamos hasta callarnos.
La noche sacudía su magia sobre San Telmo
Brillaban celestiales a su paso: las luces del 29.
De fondo, sonaba el canto a coro de veredas y adoquines.
No es culpa de mi imaginación
era el alma de al lado liberando encanto.
La miré cada 3 pasos y la deseé cada medio.

Fuimos al bar “La Resistencia”
entramos y nos tomamos unas cervezas negras.
Fue una gran sesión fotográfica,
yo no llevé cámara, ella no la sacó de su bolso.
pero nos fotografiamos hasta meternos en nuestros flashes-
Claro que eso pasó.
Y pasaron indios de fuego entre cada mirada
gritaban algo así como:
“almas viejas se reencuentran! almas viejas se reencuentran!”
De pronto del pico de la botella
empezaron a salir rayos de crayones de colores
que despegaban con fuerza hacia el cielo razzo como cohetes del amor.
Su sonrisa apareció pidiendo pista entre las hojas verdes de la felicidad
y nos trepamos a los momentos como si fuesen palmeras llenas de cocos.
“Bajé de mi mundo a buscarte” la mujer hermosa confesó.
Yo me dejé los ojos y la miré hasta estallar.
El bar desapareció.
Flotamos por avenidas viejas,
vimos al señor museo muriendo y a doña plaza siendo soñada por la noche.
Me extrañó no ver al viejo de la esquina que le vendía merca a los tacheros,
después me di cuenta de que nadie desaparece.
A mi lado: ella camina y su pelo ondulado tiene doble amortiguación
Pisa con el pie izquierdo, después con el derecho: como yo!
Y sé que es de otro planeta,
como el Diego, como E.T., como Lucky Dube, como King Kong.
Pero lo que nunca imaginé es que podía haber unA extraterrestre
capaz de hacerme sentir en otro universo.
¿vos también sentís que la calle y la vereda se aman?
Al minuto abrió la puerta de su departamento
y al minuto y un segundo: el mundo enloqueció.
El paisaje del ventanal que daba al sillón era:
Un Árbol encontrando libertad-
Risa de magia a punto de ser descubierta,
cada beso fue una copa de vino,
hasta que le vomité la alfombra con un poema enano.
“me fumaría lo que estas pensando” pensé por fuera de mí.
Por dentro, en cambio, me repetía: “que buena que estás”
Y estas muy buena, lo digo en lunfardo
y lo puedo decir en francés: Je veux votre peau-
que quiere decir: Quiero tu piel.

Al rato,
Te dije con mis manos: algo sobre el mundo.
Pero vos te quedastes con mis manos.
Entendí feliz que
A nadie le importaba el mundo
esa noche
en ese sillón.

La casita azul que nos transportaba giró toda la noche en círculos,
Sobre su propio eje, invisible a todo: se iluminó.
El ambiente nos exhalaba,
nos enredamos y siendo una partícula de sueño
Parimos hasta dar a luz nuestra luz,
luz
que por la mañana nos vendría a despertar.



Su mirada anestesiaría a cualquiera que llevará mis ojos.

jueves, 18 de marzo de 2010

3 cosas quiero decir

3 cosas quiero regalarles:


1.
-
Pobre de seguro
que se lo llevó preso un refrán-

Pobre de mí
Que me lleva reo un afán-

Pobre de todos
Que en su egoísmo, no pueden ser uno.

Pobre del silencio
Que siempre lo callan-

Pobre del ruido
Que no lo dejan morir.

Pobre del olvido
Que tantos lo miman.

Pobre de la soledad
Que está siempre acompañada

Pobre de la selva
Que tiene un rey

Pobre del coraje
Que le tienen miedo

Pobre el pueblo
Que lo nombran en tercera persona

Pobre de las sombras
Que por no ser luz se forman y deforman

Pobre de todos los que no sean luz-

Pobre de la justicia
Que siempre le ponen precio.

Pobre de Dios
que en su nombre olvidan su esencia.

Pobre del diablo

Pobre de la naturaleza
Que cría cuervos que le pican los ojos.

Pobre de mi voz
que escribe pobreza y aprende a llorar.
-



2.
-
¿Vos sabés mirar con la mirada?
¿Vos sabés decir con la mirada?
¿Vos sabés pisar con la mirada?
¿Caminar?
¿Cantar?
¿Sabés callar con la mirada?
¿Sabés hundir con la mirada?
¿Podrías latir con la mirada?
¿Podrías sacar a volar una mirada con la mirada?
¿Amar?
¿Interrumpir el frío de la ciudad?
¿Vos sabés acariciar a un animal con la mirada?
¿Sabés desear con la mirada?
¿Podrías con la mirada crear un universo que diga quien sos?
¿Podrías con la mirada incendiar sentidos?
¿Podrías después con la mirada tomar las cenizas del fuego,
Y saber que eso es querer?
¿Vos podés hacer de tu mirada un océano,
donde las miradas naden, naveguen, se ahoguen?
¿Podés con las miradas?
¿Podés con los ojos tan abiertos como el sol?

¿Sabés suspenderte en las miradas?
¿y mirar con el corazón ardiendo de pasión?

Decime que sabés mirar así
Decime que me podés mirar.
-



3.
-
No necesito más palabras para decir lo que te quiero decir,
No necesito saber que es un decasílabo para hacerme sentir.
De hecho los decasílabos me chupan un huevo.
Todo eso son inventos del hombre:
como el dinero, como el fracaso, como la codicia.

No necesito más que mi mirada para hacer un poema,
Se lo digo a usted poeta de cinco letras soberbias,
Que la poesía nace del alma
Y yo a ella la llevo a todos lados
Con el valor de ser quien soy.

En el mundo me llamaré Agustín Marcenaro
pero mi alma no tiene nombre
...
Como la suya.

Así que firme sus libros,
Mientras mi cuerpo escribe
Y mi mirada: mira.
-


Ando ahí adentro.

Mis saludos,
gracias por aceptar mi regalo,
y no dejen de mirarle los dientes.

martes, 16 de marzo de 2010

El Piirata

Hoy llegó.
Lo estuve esperando y hoy llegó.
Ella me había ofrecido grabar el audio de uno de mis poemas.
Yo, encantado triple candado, acepté ansioso.
y hoy llegó.
Ella es una amiga ecuatoriana
leona de alma bohemia
que me regala su amistad
en largas charlas con alas.
Y como hoy llegó,
más que agradecido le estoy.
...
Ojala les guste,
más que nada por ustedes,
para que tengan un buen rato,
algún sentimiento con piel de gallina,
algún escalofrío en el dedo gordo del pie izquierdo,
algún retorcijo en la médula oblonga,
algún chispazo en la zona abisal que todos llevamos en nuestros océanos,
algo,
algo de algo,
no sé,
yo lo digo más que nada por ustedes...

Entonces:

Poema de Bubón Bardo en la voz de Mónica Barba:







Quizás el pirata un día se tire a nadar,
busque el agua,
se convierta en pez,
nade por las profundidades oscuras hasta encontrarse con él mismo.

Quizás beba su magia y se envenene,
quizás su canto desafine más que sus poemas,
tal vez un día salga a saltar una ola
y en ese momento inesperado:
lo rapte una gaviota,
lo lleve al cielo,
lo pinte de celeste,
le convide la luz del sol,
lo limpie entre las nubes
y le diga con labios de princesa prisionera:
"aquí estoy pirata condenado al mar,
aquí estoy, para enseñarte las estrellas"




En foto: Mónica Barba!


gracias!-

sábado, 13 de marzo de 2010

Un Segundo

"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad."
Jean Paul Sartre



Desperté de mi locura sin entender nada.
No entiendo que hace un picaporte en la puerta,
No entiendo que hago sentado presionando teclas.

Un segundo.
Fue un segundo, un segundo es: verdad.
Porque la mentira la esconden los años,
los meses, los días, las horas, los minutos.
La mentira la esconden
las personas, las derrotas, el mundo.
Pero No los segundos.
Un segundo fue ESE segundo,
su cuerpo,
mi universo y el tiempo importando un carajo.
Ese segundo,
y nuestras miradas se absorbieron.
Sus ojos: muy negros,
perfectamente redondos de miedo – terror – pánico-
Todo era nada
y su Cuerpo sin alma,
sin brillo
–frío culpable en sus pupilas,
abandono,
robo de promesas

y mis preguntas nevándome.



lunes, 8 de marzo de 2010

*el tiempo pasa... yo también

(Primer relato en Bubón Bardo.)



Ando por aquí, trabajando, buscándome sin buscarla, apunto de encontrarla....y no se de quien hablo o si, pero no.

Lejos de ese renglón, de ese tema, hay algo:
ELLA volvió a llamar, a charlar, a contarme cosas.
Quizás la vea pronto, quizás no, todo depende de un depende.
Lo cierto es que NO me tiene atado, aunque mi cabeza se desarme en partículas ínfimas que llevan su nombre, cada una sujetando un recuerdo y echándolo a volar.
Esas partículas ínfimas se llaman: Melanie 1, Melanie 2, Melanie 3, Melanie 4, Melanie 5, Melanie 6 y así hasta llegar al número que se olvidaron de inventar.
Igualmente juego a las escondidas, y cuando me escondo es para tocar el timbre y salir corriendo. Lo interesante de jugar un sólo juego, un día me aburrió.
Y eso: que no me aburro nunca.
Aunque "nunca" no siempre sea "nunca".

Y tengo una fotógrafa en la cabeza. La vi ayer, mientras trabajaba de camarero en un casamiento-
Ella sacaba fotos y miraba y sacaba fotos, y yo la miraba como sacaba fotos y la miraba, y ella sacaba fotos y miraba y sacaba fotos.
Creo que hacía más que eso, pero parecía que sólo sacaba fotos.
No se porque me atraía/atrae (no puedo dejarlo en pasado), el tema es que: -a ojos imantados no se les discute.-
Me conmovía verla entre la gente, tan distinta, digamos que casi no era gente, no ESA que la rodeaba; su pañuelo en la cabeza era un detalle fotográfico, no se si les conté: ella sacaba fotos.
Poco le pude hablar, en realidad mi hablar eran palabras sueltas que salían de mi boca como aviones-jet piloteando a su mirada. Algo me decía que tenía novio, los aviones se me volvían abejas, y no me gusta me confundan con mosca. Porque ante tanta miel, una abeja puede volverse mosca y no era mi objetivo en lo más mínimo. Ni siquiera ese objetivo que no tenía.
Pero como al mismo tiempo, soy un martillo ensañado con los clavitos, separé un par de neuronas y las puse a imaginar un plan (nada autoritario, a ellas les encanta imaginar).
El problema era que la velocidad de mi actividad no me daba lugar a responder a ninguna imaginación-plan-ganas.de.saber.su.nombre.
Entonces, hice.
Tomé un pedazo de papel en blanco que estaba sobre la barra, le arranqué un pedazo; tomé una lapicera, y escribí:
“ESPERO QUE ESTE PAPELITO ME AYUDE UN POCO - AGUSTIN MARCENARO - agumarcenaro@hotmail.com –“
Replantee varias veces la idiotez hasta que entendí que valía la pena.
Ahora tenía que encontrar la forma de hacérselo llegar.
Miré a la puerta. En algún momento ella si iría y ese momento podía llegar en cualquier momento, y si yo llegaba a estar en otra zona del salón en ese preciso momento, entonces todo sería un gran desperdicio de imaginación. Todo eso pensé en ese momento y me propuse ser menos reiterativo, aunque claro, sólo fue un momento.
“Demasiadas vueltas Marcenaro!”
Miré otra vez la puerta, a su lado había un hombre pelado, bronceado, con un chalequito bien prolijo. Se ocupaba de abrirle la puerta a quienes abandonaban la función. Sus ojos me confirmaban, lo que mis neuronas imaginaban: el señor puede ayudarme.
Me dirigí a él, rápidamente lo aturdí: "Capo, me tenes que ayudar!". Entre gente del palo nos entendemos, creo que vio a mis -aviones-jet-abejas-ganas.de.saber.su.nombre-moscas- en acción. No tuve que explicarle mucho para que accediera y aceptará a mi idea de acercamiento ansioso y feroz.
Le di el papelito, le pedí que se lo diera, “a la mujer hermosa esa que lleva una cámara de fotos en sus manos”, antes de que se vaya.

El tiempo transcurrió, como de costumbre.
Desde el ventanal del patio percibí su salida con un andar lejano, ella se iba... “el señor de la puerta le abre, la saluda y... y ella se va, y se va y se va y se fue!” ...
“¡¡¡¿¿¿y el papelito???!!!!” me pregunté a las puteadas, sintiéndome, ahora si: un idiota.
Dejé a un compañero solo, cargando con una mesa, y fui a encarar al pelado (si a esta altura dejó de ser el capo de la puerta que me iba a ayudar, ahora era el pelado de mierda que no le dio le papelito a la fotógrafa del pañuelo que sacaba fotos.) Me quería cortar las venas con un grisin.
Le dije: “¡¡¡¿¿¿y el papelito??’!!!” el síntoma de idiotez adquirió un mayor volumen.
Respondió: "Se lo dí antes. Mucho antes de que se fuera. También le comenté que era de parte tuya: el pibe rubio alto que se hace el camarero." Sonrió con sonrisa de guiño amistoso.
Respiré tan profundo que creo que me tragué los pulmones.
El señor volvió a ser el capo de la puerta, más que eso en realidad: era el pelado groso, genio, ídolo que me hizo la segunda; “AGUANTE EL PELADO, LOCO!” me alentaba. (Después nos tomaríamos unas cervezas escuchando como uno de su amigo no paraba de hacerle chiste sobre la calvicie)
A todo esto, el remis se iba con la fotógrafa adentro; vi su pañuelo por última vez.
Se me vinieron a las neuronas imágenes de la noche, ella sonriéndome al pasar.
Baje a tierra y me di cuenta:
En esas últimas miradas que nos dimos, ella me exageró una sonrisa con un “gracias” elevado a lo imposible, mientras que yo, extrañado ante tanta expresión sin fundamentos, atiné una sonrisa inocente escondiendo al iluso que entendía que ella iba a ser la sorprendida, cuando la fotógrafa ya sabía que yo era el pibe rubio alto que se hacía el camarero.
Para ser exacto, me creí el invitado de honor y resulté siendo el banquete a punto de servirse.

.
Hoy es de tarde, me desperté hace unos minutos de la noche de hoy.
No se nada de la fotógrafa, estoy a la espera.
Me acordé algo de mi, y ya lo estoy olvidando.
Y supongo que cada vez que lo recuerde, lo estaré olvidando.

Pero llevo conmigo una verdad que no miente, que no se compra ni se vende, y que estará conmigo –siempre-, ahogándose en mi complicidad;
se llama:

*el tiempo pasa... yo también.




En la foto: el "yo también".
De fondo no está el espacio, sino el Río de la Plata en una noche de tormenta.
La fotografía, al igual que la bici roja, son de mi amigo Nacho Ponce, compañero de aventuras en "*el tiempo pasa".


hasta próximas letras.