jueves, 22 de octubre de 2009

Papelitos destruidos





Papelitos destruidos
muertos, mal recortados
-escombros
ella –nota musical- se ve filosa y reservada.

Basura para cegar: inundándonos.
Muros bañados en salsas simbólicas,
y me hundo en los Beatles
con la ventana abierta
la cabeza congelada
ardientes neuronas de joda
ideas prostituyéndose
sombras revolcándose en su carbón
inconcientes durmiendo con la luz prendida.

El humo me decora las pestañas
nada hace
no parpadea la molestia
y ruge un león desolado
insolencia casera que te describe
a mi y mi abundancia de sonrisas a medio reír.

“No puedo lograr”
y ahí termina la frase con su infinito acabar

es la manía del perdedor:
perder todo
menos la memoria.

A vos te grita la noche
como un amazonas en llamas.
Nada se compara.

Prefiero
amor.



domingo, 11 de octubre de 2009

Etiquetas de tu ilusión: de reino y aldeas

Te acostás en tu nido de secretos, esperando mañana no haya tropiezos que despierten recuerdos.
Madrugas con algunos que otros miedos, apurada, buscando estarlo para no caer en manías que no van con tu estilo vida.
Te extinguís por la tarde cuando no parece haber salida, cuando todo es más fácil, cuando a la merienda no le interesa nuestra panadería, cuando a todo lo que fue, le puede el invento de cada engaño-

Te enredas en cartas de amor que no tienen mi letra, y aunque no te veas, estas allá, en esas cuadras, mirándome la boca, soltándote las alas para que vayamos a pasear.
Y no te rendís, seguís, porque así se juega el juego, porque así lo esperan tus mayores, porque así se sobrevive a mí.
Te sirves de su forma, como si fueras a olvidarte de mi textura, de mis partidas a medio ganar.
Te acomodas las caras que te guardas para no extrañar las mías, las caras que se crean y desarrollan a tus espaldas con el peso del sol.
Y te come la idea de que mi único rostro sea fiel a vos, a lo que fuiste...
Etiquetas de tu ilusión: de reino y aldeas.

Al igual que yo: no te das una idea de lo que es amar.
No te das a nadie, porque te diste a un pasado que de único y eterno, se quedó solo.
Te acercarías a mi oído para decirme que sos feliz, que ya nada pesa, que el amor de tu vida es ese que no soy yo, y que no hay reproches para tu elección.

Al igual que algún que otro yo, sabes que nada habrá como eso que no nos dimos el valor de ser.
Y aunque hoy, no se ofrezca ningún perdón podrido en llanto, se que llegará la noche, porque aseguro, será una noche- La noche donde tus pies pidan mis manos, y tu quijada se suicide por mí...

Y no tengo dudas-
porque
No hay mentira, si creo estar diciendo la verdad.