miércoles, 15 de diciembre de 2010

Aquí y Ahora

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La noche me está absorbiendo, me tiene pensando en función de mí Ser.
Sin embargo, éste espíritu se inquieta como paso-puente a otra elevación,
un escalón más a la luz.
Casi 25 años dentro de este cuerpo
y sigo equivocándome y sigo aprendiendo
y tengo fuertes deseos de cambiarme el mundo que llevo a cuestas,
de verlo con la verdad consciente espiritual,
esa que hago sagrada por el amor que conlleva,
porque entiendo al amor como único camino a una paz profunda,
el vuelo esparcido en el espacio,
lo que llega a mí para enseñarme,
para ser un niño atento a la acción y la palabra,
para creer en lo que soy,
no necesito más de lo que tengo,
más de lo que viene,
ser un gracias.

Agradecerlo todo,
hasta eso que considero algo negativo,
confiar en la fuente de energía que fluye,
que me hace un hombre sensible, lo hago de mi llanto,
mi grano de arena latiendo,
lejos de ser arena movediza que te hunde en lo oscuro.

Me proyecto como esa hoja, de esa planta a la que el sol impacta con el poder vital de sus rayos luminosos,
ahí está lo indiscutible, lo autentico,
la magia de las sensaciones resplandecen en la naturaleza,
eso me inspira, me hace, me transforma, me frena,
me impulsa hacia el pensamiento puro,
el efecto de la vida abarcando mi corazón humano,
que es celeste, que es celestial, que es divino,
que viene de las estrellas para bendecir el suelo,
como lo bendice el árbol, como lo bendice el animal.
Quiero esa salvación cada día de mi vida,
ajeno de todo odio, de toda ira, de todo conjuro mediocre por lo efímero.

Estoy hirviendo en lágrimas,
porque estoy siendo pleno,
porque estoy pidiendo perdón con el alma
y porque estoy siendo feliz de entendimiento,
de saber que hay,
aquí y ahora,
un hombre cambiando el mundo.


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11:11

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