*
Me escucho
canción sin estribillo
flaco como Sabina,
soy mi atento problema
afeitándome la jeta
con ojos relucientes, esponjosos y crocantes.
Es mi impotencia de ser humano
perdido en la ciudad retrasada
del viento que camina pisando cabezas
a las seis y media de la tarde
cuando la calle te muestra sus caras
entre autos con odio,
acelera el repiqueteo de un sol
que se busca
en el suelo resentido de los pasos.
Todo tiene el calor que le inventamos,
y no quiero encontrarte en mis ganas de vivir
comiéndome un pedazo de felicidad.
Quiero sentarte en mi mesa
y cocinarte
el sabor de la luz hecho un gracias en tu decir.
Te lo escribo en la lengua,
estás brindando con mis venas
el secreto de mi sangre.
sonreís a cámara
lenta y suavemente
te vas a negro,
en un fundido delicado.
*
1944 - Barracas - Montes de Oca y Suarez
*
lunes, 31 de enero de 2011
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1 comentario:
Que bueno es sentir que en medio del atropello, de la masa, del ensordecimiento, o esa sensación de deborarse unos a otros... puedas encontrar refugio, o remanzo en un lugar. Sos un privilegiado.
Yo siento más que nunca la hostilidad de la ciudad, cada vez, quiero salir menos, y mi priviligio (si no estoy muy caída) es tirarme en el suelo (de mi casa, por ahora) con mi hijo riendo.
Me alegro mucho por vos hombre! Está bueno que la felicidad no te cegue, y puedas ver los 2 lados de la luna...
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