Me escucho
canción sin estribillo
flaco como Sabina,
soy mi atento problema
afeitándome la jeta
con ojos relucientes, esponjosos y crocantes.
Es mi impotencia de ser humano
perdido en la ciudad retrasada
del viento que camina pisando cabezas
a las seis y media de la tarde
cuando la calle te muestra sus caras
entre autos con odio,
acelera el repiqueteo de un sol
que se busca
en el suelo resentido de los pasos.
Todo tiene el calor que le inventamos,
y no quiero encontrarte en mis ganas de vivir
comiéndome un pedazo de felicidad.
Quiero sentarte en mi mesa
y cocinarte
el sabor de la luz hecho un gracias en tu decir.
Te lo escribo en la lengua,
estás brindando con mis venas
el secreto de mi sangre.
sonreís a cámara
lenta y suavemente
te vas a negro,
en un fundido delicado.
*

1944 - Barracas - Montes de Oca y Suarez
*